lunes, 11 de julio de 2011

El último dragón blanco (capítulo 16)

Xaj llegó al poblado, los amigos estaban durmiendo. El día empezaba y no podían desperdiciarlo. Un gran ejército se había puesto en marcha esa misma mañana. En cinco días llegaría a las puertas de Prosperius y la borraría para siempre. Tenían que llegar antes de tres días a la ciudad y organizar una defensa. El fénix entró en la casa de Ualgaraj.
—Buenos días Xaj, hacía mucho tiempo que no te veía— el viejo estaba calentando pan junto a la chimenea— Parece que la primavera ya llega.

—Mis saludos señor del escuadrón Alpha.
—De eso hace ya mucho tiempo— dijo con melancolía.
El aroma a pan tostado empezó a inundar la fría casa.
—¿Están durmiendo?
—Sí, No se de dónde has sacado a estos chicos. Son increíbles. Han matado al guardián de la puerta norte sin despeinarse.
—Así que aquella sombra era un guardián— la voz del fénix se llenó de preocupación. — Vendrán más, tenemos que salir de aquí o tu aldea quedará destruida.
—Están descasando en dos habitaciones, despiértalos. Estarán contentos de verte.
Los cinco amigos estaban en la calle con bolsas a sus espaldas cargadas de comida y recipientes de agua, llevaban armas nuevas, escudos, cotas de malla, yelmos… Parecían guerreros auténticos.
—He pensado que deberíamos separar el grupo, Cristian y yo iremos en busca del resto de los guardianes que Karkroll ha enviado, así mejorará sus poderes e impediremos que las criaturas puedan llegar a apoyar al ejército de minotauros que se dirige hacia Prosperius. Vosotros cuatro marcharéis hacia la ciudad para preparar su defensa.
—Mejor di nosotros cinco— Dijo una voz saliendo de la casa que hizo callar a Xaj. 
Era Ualgaraj, llevaba una reluciente armadura tocada con un penacho rojo escarlata en el casco.
—Hace más de veinte años que vivo en este poblado. No he podido hacer nada contra el Kraken. Fui un gran guerrero y han tenido que venir cinco muchachos a recordármelo. Deja que mi nombre figure en la historia de esta tierra como uno de los salvadores, aunque muera en ello, por favor.
El fénix miro a los ojos del caballero, observó como las lágrimas poblaban su expresión.
—Está bien, a pesar de tu cojera necesitan de tu valor y experiencia para llegar sanos y salvos a la ciudad. Nos vemos allí, no falléis.
Los cuatro amigos junto con Ualgaraj salieron del poblado mientras Cristian y Xaj se quedaron a fin de entrenar las habilidades adquiridas antes de enfrentarse a los guardianes restantes.

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