domingo, 25 de noviembre de 2012

La mayor historia de terror y suspense jamás contada.

Estás sentado en el sofá y de repente mientras ves tranquilamente la televisión un olor acaricia tus fosas nasales. Al principio es dulzón pero no tarda en darte una nauseabunda bofetada, y es cuando recuerdas como armado de valor le dijiste a tu mujer "tranquila yo me quedo con el bebé tu vete" como se te llenó la boca. Tu pensabas "total no puede ser difícil levanto más de cincuenta kilos en press banca y me he pasado el gears of war 2 en modo locura". Pero no, ahora ves que esa preparación no es suficiente. Intentas recordar lo que te explicó tu mujer para cambiar el pañal pero no es imposible, un hombre no puede hacer dos cosas a la vez, escuchar a tu mujer y jugar al pro era demasiado para tu capacidad cerebral. Tu hijo empieza a llorar, ¿qué crema tenías que poner? Los gritos son desgarradores, ¿dónde estaban los pañales? El niño empieza a ahogarse del fuerte lloro, la presión te oprime los pulmones, las pulsaciones se disparan pero entras en acción, coges a tu hijo y acudes al cambiador, por el pasillo rezas a dios pidiendo que sólo sea un pedo, sabes que no es así, que ni siquiera un pedo de un obeso de sesenta años después de comer un plato de judías huele así de mal. Lo tumbas y tras conseguir averiguar como se desabrochan los pantalones de la ropa de un bebé llegas al objetivo principal. Lo miras, miras a tu hijo, este te mira con desconfianza, en su mirada puedes leer "¿dónde está mamá gañán? ¿No me irás a cambiar tu inútil? No me jodas!!". Con manos temblorosas despegas un cierre del pañal, sólo queda otro, bien, poco a poco. Abres el otro lado y empiezas lentamente a abrirlo. Una gota de sudor se desliza por tu frente, llega a la nariz y cae al suelo. La oyes caer, tu hijo está extrañamente callado. Tiene cara de verlas venir. Parece una eternidad el tiempo que transcurre hasta que abres el pañal, y allí está, una arcada te viene a la boca, notas el agrio sabor del devuelto en tu garganta Jamás habías visto ese color, la textura te suena, sí, como aquella vez que comiste kebap en un nuevo restaurante que sólo estuvo abierto una semana. Pero el olor... Si los americanos descubren ese olor crean una nueva arma química de destrucción masiva. No existe palabra ni definición exacta para describirlo, habría que inventarla "nauseavomiasquerosa" piensas. Comienzas a cambiar al bebé antes de perder el conocimiento. Al final te apañas y lo consigues. A lo Bruce Willis en jungla de cristal cumples tu misión dejando un reguero  de destrucción pero en lugar de explosiones y demás dejas rastros de mierda en el cambiador y en tu ropa, restos de crema de culito de bebé en su ropa. Cuando vuelve tu mujer le cuentas orgulloso tu proeza, ella sonríe hasta que entra en la habitación y ve como la has dejado. Pero lo peor aún no ha llegado. Se dirige hacia la cuna donde lo has dejado plácidamente dormido, la acompañas para ver que todo está bien pero ves algo raro. Las sábanas están mojadas. Habías puesto el pañal al revés y a tu hijo se le ha salido todo el pis. Ahora os explicáis donde está el terror en esta historia, el terror está en lo que sientes cuando ves la cara de tu mujer al ver a su amado hijo todo meado con la ropita llena de crema y de restos de caca.

domingo, 15 de julio de 2012

Bartoman

Este relato está basado en hechos reales, sólo que aún no han ocurrido.
Bartolo era un hombre que rondaba los cuarenta años, vivía en Aspe un pequeño pueblo de la provincia alicantina. No estaba casado, vivía en una casa baja grande que sus padres le habían dejado al morir. Fue trágico, sus padres eran de Tomelloso, un pequeño pueblo situado al lado del grandioso Socuéllamos. La gente de aquellos lares es conocida por ser más bastos que un “arao”. Los padres hicieron dinero con unas tierras y decidieron probar suerte por el levante comprando unos terrenos para plantar viñedos. Una noche de borrachera, Constantino, el padre de Bartolo estaba en el bar con los amigos bebiendo y tuvo lugar una trágica cadena de acontecimientos que aún a día de hoy nadie se explica. Todo empezó con un objeto, una bomba de dar aire a las ruedas de las bicicletas, seguido de un comentario con cierta carga homosexual “meterte el pitorro por el culo y dar aire”, seguido de la frase que más daño puede causar en el orgullo de un hombre, esa frase que ha desencadenado guerras, que ha hecho que el ser humano sea capaz de superar su estupidez hasta límites insospechables, esa frase es… “A que no hay huevos”. Pues sí, hubo huevos, huevos, tripas reventadas y un muerto por desangramiento anal. La madre de Bartolo, Adolfa, murió en el acto al recibir la noticia. Bartolo tenía 12 años cuando sucedió todo aquello, nadie en el pueblo hablaba de eso, se crió sólo, bueno, una vecina, “La Aurelia” se encargaba de llevarlo al colegio, vestirle, darle la comida… era como su "mayordoma", era una mujer bajita y gorda, gorda es poco, era tan gorda que si le tirabas huesos de aceitunas estos se quedaban girando alrededor de su cuerpo como si fueran satélites.
Fueron pasando los años, dejó el colegio a los trece años incapaz de realizar sumas de dos cifras, tuvo un enfrentamiento con su profesora de lengua ya que no comprendía el por qué de la existencia de las letras “b” y “v” si total se pronunciaban igual, discusión que se vio avivada tras la letra”h”, lo que produjo que Bartolo sacara su navaja de siete muelles para rajar a la maestra ya que pensaba que se estaba riendo de él por lo que fue expulsado. Desde entonces trabajaba en la misma empresa situada a las afueras de Aspe, su vida era monótona, todos los días la misma historia, el despertador sonaba a las cinco de la mañana, se duchaba cogía su derbi variant y se iba a la fábrica que había a las afueras del pueblo. Allí la luz artificial de las lámparas lo inundada todo con un sordo sonido eléctrico y empezada su dura jornada. Las cintas se ponían en marcha y empezaban a llegar, macho, macho, hembra... Bartolo era sexador de pollos.
Un día en el descanso para almorzar, Bartolo se alejó de los demás, se puso de cuclillas junto a un árbol y empezó a leer el periódico, la cara le empezó a cambiar, gotas de sudor empezaron a caer por su rostro, la ira inundó su faz tiñéndola de rojo sangre, hasta que al final lo logró. Un zurullo de dimensiones enormes yacía plácidamente en el suelo, emitía calor.
—Yo te bautizo como Andrés— dijo Bartolo orgulloso.
Se limpió el culo con el periódico, sacó un bocadillo envuelto también en papel, de periódico y comenzó a leerlo mientras comía. “Bacala se hace famoso tras burlarse de la Guardia civil en un control, pin pam toma lacasitos se hace famoso”, “Rafa mora se hace tronista y gana mucho dinero opinando sobre las relaciones de los demás”, “Nace una nueva generación conocida como los ninis”.
Bartolo no pudo seguir leyendo. El mundo tal y como lo conocemos se va a la mierda, y él no iba a dejar que eso sucediera, Vengaría la muerta de sus padres. Decidió dejar el trabajo, total hace dos años le tocó un sueldo para toda la vida de nescafé e iba bien de dinero. Tenía un plan. Al igual que batman él era un niño huérfano, con dinero, cobraba dos mil euros al mes para toda la vida, por lo que lo vio claro. ¿Cuál es la ciudad de España con más bacalas de España? Alicante, y él vivía a poca distancia, aunque de todas formas tendría que irse a vivir allí. Al llegar a casa le comentó su idea a Aurelia.
—Aurelia, lo veo claro, he decidido luchar contra el crimen.
—Hijo eso es algo que me llena de orgullo, pero ¿Cómo lo vas a hacer?
—Me voy a ir a vivir a Alicante, cuna del crimen, y bajo una identidad oculta lucharé contra el mal con todas mis fuerzas.
—Mi sobrina, la Eulalia, tenía un piso en Alicante, por la avenida de Alcoy creo recordar, tengo aquí la llave, me la dejó por que al casarse con Juan, no le hacía mucha gracia tener otra vivienda y fue entonces cuando…
—Por dios Aurelia cayese ya y ayúdeme a hacer las maletas.


Bartolo llegó a Alicante junto con su obesa cuidadora la Aurelia, se instalaron en el piso, como hacía buen tiempo decidió salir y pensar en la calle sobre su nuevo personaje. No tenía ningún poder, pero había un super héroe que al igual que él aún sin poderes logró limpiar su ciudad, batman, todo lo consiguió con dinero y él también tenía dinero, junto con su sueldo de nescafé para toda la vida y sus ahorros como sexador de pollos empezó por el principio, el uniforme. Ese día había mercadillo en Alicante así que fue a echar un vistazo, había muchos puestos de ropa pero vio uno que le gustó, era de ropa deportiva así mejor para estar más ágil, lo quería negro para confundirse con la oscuridad por lo que se compro la copia del chandal del madird. Tras dejarlo en su casa se dio una vuelta por la ciudad, llegó al parque lomorant, pulmón de alicante, es como central park pero mucho más pequeño y lleno de jóvenes fumando porros. Se sentó en un banco frente a otro con dos ancianos, cuando de pronto dos sudamericanos de esos que no saben ponerse la gorra y la llevan de punta hacia arriba y con pantalones que parecen que se han cagado y camisetas 7 tallas más grande ya que se ve que no saben leer las etiquetas se acercan a ellos.
-Oigan viejos este parque es nuestro y tienen que pagar por estar aquí- dijo uno de ellos con voz de antiguos dibujos animados.
Los abuelos asustados se miraron sacaron un billete de veinte euros y se lo dieron. Bartolo notó como el odio y el resquemor crecían en su interior, quería intervenir pero no lo podía hacer a cara descubierta y vestido normal, era un super héroe y estos actúan con trajes. Se levantó y se fue corriendo a su casa, el parque estaba a unos tres kilometros así que llegó sudando, ademas hacía calor ya que era julio. Se puso el chandal negro y al ir a salir se dio cuenta de que no tenía mascara, abrio un cajón del pequeño mueble que había en la entrada y sacó una mascara de cartón amarilla de esas que dan en las bolsas de cotillón "esto servirá pensó" y salió corriendo en dirección al parque. No calculó que era cuesta arriba y cuando llegó ya habían pasado dos horas, había atardecido y no quedaba nadie en el parque, además con el sudor se le estaba deshaciendo la mascara de cartulina. cabizbajo volvio a su casa, estaba claro necesitaba un vehículo, ese iba a ser su principal cometido ahora, pero sólo tenía la licencia de ciclomotor, la búsqueda sería dura.


Leyendo el periódico información encontró un anuncio, un tal Josele vendía una derbi variant con tubarro, era lo que necesitaba, además tenía experiencia porque era la que tenía en Aspe. Quedó telefónicamente con él en la bola de oro, una conocida plaza del barrio carolinas altas de alicante, grande y luminosa repleta de niños corriendo, pegando patadas al balón y como no podía ser de otra manera en Alicante bakalas fumando porros. La Variant no estaba en mal estado, era vieja pero tenía pocos kilómetros, a Bartolo le enamoró su sonido al acelerar. 
-Trato hecho
-Suelta los cien euros "pringao".
Bartolo cogió su nuevo vehículo y se encaminó a la gasolinera más cercana a llenar el depósito de mezcla de gasolina y aceite. Ya estaba preparado para luchar contra el crimen. Los malos temblarían de miedo al oír el inconfundible sonido de su variant dirigiéndose hacia ellos. 
Esa misma noche decidió salir de patrulla, arrancó su derbi y dio una vuelta por las calles estrecha de la zona del barrio de  campoamor. Al ser verano la gente dormía con las ventanas abiertas, la moto de Bartolo hacía un ruido infernal en esas calles tan estrechas que hacían efecto chimenea y amplificaban el ruido. Pronto empezaron a lloverle insultos desde las ventanas.
-¡Imbécil tira esa moto a la mierda!
-¡Como baje te vas a enterar mermao mental!
Incluso una maceta tirada desde un segundo le dio en la cabeza y le hizo una pequeña brecha. Salió a toda velocidad de aquellas calles y al doblar una esquina le paró la policía local.
-Así que circulando con escape libre y sin casco... 
Seiscientos euros de multa fueron el resultado de una noche de patrulla contra el crimen. Pero Bartolo, digo Bartoman no se rinde jamás, al día siguiente le puso a su Variant un escape homologado y se compró un casco tipo "calimero", eso sí, negro.
La siguiente noche volvió a salir, ahora la derbi era mucho más silenciosa pero había perdido mucha potencia. Estaba realizando una patrulla por la zona del centro de Alicante cuando, ya bien entrada la madrugada, vio a un moro reventando el cristal de un Ford Mondeo. Paró su ciclomotor.
-Alto malandrín- dijo con pose heroica alzando su mano y señalando al moro.
-¿Malandrín?- repitió con sorna el moro- Aaaaaa "jifi", ¿de dónde salir con esa ropa?
De pronto otro moro salió de dentro del vehículo.
-"Dimosle" paliza mohamed- le dijo al primer moro.
Salieron a por Bartoman quien tuvo que correr hacia su Variant, esta no arrancaba, se había ahogado, giró el puño para ponerla en modo bicicleta y con todas sus fuerzas empezó a darle a los pedales. No consiguió avanzar casi nada, los árabes le dieron una paliza y lo dejaron inconsciente robándole la moto. Recuperó la consciencia dentro de una ambulancia llegando a la puerta del hospital.

Al día siguiente fue La Aurelia a visitarle.
-Bartolo tienes que dejar de hacer estas tonterías, un día de estos te van a matar.
-Tengo que luchar contra el mal, además no me han hecho nada.
-¿Nada? Te han roto el pómulo, no saben si podrás volver a ver por el ojo izquierdo y tienes rotas tres costillas. ¡Estás vivo de milagro! Sin mencionar que te han robado la moto y la cartera. 
Bartolo giró la cabeza y se quedó mirando por la ventana, mirando a lo lejos, evadiéndose de su maltrecho cuerpo mientras La Aurelia no paraba de hablar, en el fondo tenía razón, ¿qué podría hacer él contra el crimen? Lo mejor era volver a su pueblo y seguir sexando pollos.

martes, 22 de mayo de 2012

El analizador de letras. Carlos Baute




Quiero empezar una nueva sección dentro del blog a la que he bautizado como "El analizador de letras". ¿Por qué? Direis algunos, fácil respuesta, que divido en dos puntos, primero porque el blog es mío y hago con él lo que me da la gana, como si un día escribo la palabra puta mil veces; segundo porque me he dado cuenta de que ya no se hacen canciones con las letras como antes. Que bonitas eran las de Camilo sexto o los panchos, no, ahora tenemos las canciones de Shakira que no sabemos si canta en español o en élfico. Hoy quiero comenzar con Carlos Baute, pero no porque sus letras sean malas, es porque sus jodidas canciones están extinguiendo al hombre como macho alfa, su canción "Quien te quiere como yo" oda a la esclavitud masculina empieza así: 
Quien te llena de alegría? como yo
Quien te besa quien te mima? solo yo
Quien te da tanto cariño? como yo
Quien te da lo que tu pides? solo yo
Aquí habla claramente de sexo usando las palabras "quién te llena", se refiere al rulo de carne, falo, pene, pito chorizo, el cabezón, el pepino, la larga, el churro, mastil, pilila, cipote, manubrio, falo, garrote y polla para los que aún no saben de qué hablo. Continúa hablando de sexo con besos y mimos y luego habla de fantasias eróticas con "quién te da lo que tu pides" aquí habla claramente de azotes en el culo. La canción sigue así:
Te juro amor yo por ti daría toda la vida seguro estoy que jamas nadie te ha querido como yo Quien te quiere y te cuida como yo? Quien te alegra los días como yo?
Clara parrafada usada por todos los hombres para mojar, es una forma de volver a los primeros versos. Continúa:
Quien te da desayuno en la cama y te hace sentir una dama? Quien te admira como yo? Quien te piensa y te ama como yo? Quien te lleva a conciertos mas viajes en barco a cruzar nuevos mares?
Aquí parece que intenta competir con alguien y le dice que la va a llevar de crucero y demás tonterías todo ello para meter cipote claro.
Quien respeta tu espacio?
Y empieza lo bueno señores, "quién respeta tu espacio" dice el maromo, ¿a qué se refiere con eso? ¿Al caos infernal que reina en el zapatero de una mujer? Yo he visto meter cien pares de zapatos en uno en el que sólo cabían veinte. ¿O tal vez se refiera al armario que ocupan solo sus bolsos? Y con lo de respetar yo diría más amenzas de muerte y vivir bajo el miedo eterno de no tocar sus cosas bajo pena de no practicar sexo jamás en tu vida, bueno al menos con esa mujer ;)
Quien entiende tus días de cambio?
Vamos a ver, ¿entender a una mujer en sus días de cambio?¿En serio? Primero vaya forma más cursi de mencionar la regla, segundo, una mujer con la regla es muy inestable, pero mucho, yo prefiero ir cogido de la mano con un enfermo de Parkinson y que en la otra mano lleve una bandeja de camarero llena de botellas de nitroglicerina antes de entender a una mujer en sus "días de cambio".
Quien saca lo bueno de ti?
Sólo dos cosas sacan lo bueno de una mujer fea, una es el maquillaje y la otra el alcohol que tu ingieras.         
                                                       Por favor no te olvides de mi
Quien te besa en las mañanas? como yo
Calzonazos.
Quien te cura cuando enfermas? solo yo
Se ve que baute es médico y yo no lo sabía. Bueno la canción sigue diciendo más o menos que que Baute se comería la heces que la mujer a la que va dedicada la canción cagaría con tal de mojar el churro. 
Querido Baute, por favor, dedicate al heavy metal o a cantar jotas aragonesas pero por favor no llenes a las mujeres la cabeza de pájaros que luego esperan de los hombres cosas que no harían ni los esclavos en el imperio romano.

jueves, 23 de febrero de 2012

La fuga de Jhon

Un avestruz corría por un eterno desierto de dunas. Parecía que huía. El sol caía a plomo. Un viejo y destartalado "ford t" modificado para funcionar con energía solar se detenía. De él bajaba un hombre de unos sesenta años. Llevaba una gabardina marrón, el torso desnudo y unos pantalones bombachos. Abría la puerta de atrás del viejo coche, sacaba un viejo rifle "Winchester" y disparaba al animal.
El sueño siempre era igual. Nunca sabía si mataba al animal o no. Jhon se levantaba sudando. Tenía que levantarse darse un baño en el jacuzzi y desayunar para sobreponerse. Además tenía que coger fuerzas para el duro trabajo de la mina. Vivía en una ciudad domotizada, cerrada en una burbuja. Doscientos años atrás una gran guerra nuclear acabó con todo ser vivo del planeta. Se salvó muy poca gente. Los supervivientes crearon una ciudad perfecta para que nada de eso volviera a suceder. Primero la cerraron en una burbuja para protegerse de las lluvias radioactivas y las tormentas de arenas, pues solo desierto había quedado tras la gran guerra. Los creadores por casualidad encontraron un extraño mineral en las profundidades de la tierra para abastecer la enorme ciudad. Pero era muy costoso extraerlo. Los habitantes de la ciudad pasaban toda su vida trabajando en las minas, a cambio vivían con todo lujo. La vida era controlada por un chip que implantaban en sus manos, no pasando ningún ser humano de los cuarenta años, pues fuera de esa edad máxima ya no eran productivos en las minas. Jhon era un minero de tercer nivel, tenía treinta y tres años. Y desde hacía unos meses tenía ese sueño.
Una sirena sonó en su cuarto, indicaba que tenían que ir al cuadrante uno para subir en las naves guiadas que los bajaban a las minas. Allí se encontró con su amigo Eduard.
-Que mala cara tienes Jhon ¿Otra vez ese sueño?
-Sí, no consigo quitármelo de la cabeza. En él aparece vida fuera.
-¡Oh vamos Jhon! Sabes que eso es imposible. En la escuela nos enseñaron que todo quedó arrasado. Incluso los exploradores nunca han encontrado vida.
-Ya, ya lo se Eduard- la voz de Jhon sonaba distraída, pensando en otro lugar.
El día fue duro, una vez terminada la jornada volvieron a la superficie.
-Jhon duchate y nos vemos en el centro de ocio.
De pronto un hombre empujo a Eduard. Los dos cayeron al suelo. El hombre vestía la túnica negra que indica que ya ha llegado a los cuarenta años y debe ir a la cámara de regeneración para volver  nacer.
-¡Es mentira!- gritó a Eduard-¡No existe la regeneración, debemos huir, hay vida fuera lo sé, hablé con ellos!
Se levantó y corrió pero un rayo rojo de las armas del personal de seguridad impactó en su espalda y lo desintegró.
-¡Maldito loco!- chilló nervioso Eduard mientras pateaba las cenizas.- Casi nos matan por su culpa Jhon. Jhon estaba con la mirada perdida “hay vida fuera” repetía su mente una y otra vez. Aquella noche en la zona de ocio no paró de pensar en ello. Las bebidas alcohólicas llenaban la mesa en la que se encontraban Eduard y Jhon.
-Eduard ¿Crees que hay vida fuera?
-Oh, cielos, no digas tonterías. Ya se te han subido los brebajes de este antro. Deberías irte a casa.
-Tal vez tengas razón… tal vez
Jhon se levantó y fue al aseo. Mientras meaba una voz le alertó.
-Ten cuidado, te vigilan- la voz venía de detrás de una puerta.
-¿Cuidado de qué?
La puerta se abrió y apareció una mujer de su misma edad.
-De qué no, de quién. Todos estos siglos nos han estado engañando. Si que existe vidad ahí fuera, es dura, pero la gente vive libre y los niños no son creados en probetas.
-¿Quién eres?
-Soy Ana, y formo parte de un grupo que quiere hacer una fuga masiva, sólo así podremos salir de aquí. Muchos morirán por los disparos de los vigilantes, pero hay que intentarlo. De todas formas si seguimos en este lugar estamos condenados a una pronta muerte.
-¿Cuándo lo vais a hacer?
-Mañana, una hora antes de suene la señal de trabajo. Estaremos todos en el cuadrante seis.
-¿Pero por qué me lo dices a mi? ¿Y si aviso a los vigilantes?
-Tu eres el elegido. ¿Has tenido un extraño sueño con el exterior?
-Si
-Igual que nosotros, además tu collar…
-¿Qué le pasa a mi collar?
-¿Quién te lo dio?
-Lo encontré en un túnel mientras picaba.
-Ese collar abre la puerta que separa la ciudad del exterior.
Jhon salió aturdido del aseo mixto de aquel local. Le contó todo a Eduard quien también se apuntó. A la mañana siguiente todos estaban en el cuadrante seis , eran unas diez personas. Eduard se retrasaba.
-Jhon, no podemos esperar más.
-Ana, tiene que estar al venir Eduard es muy puntual.
-Lo siento nos vamos.
Empezaron a marchar en dirección a la puerta.
-¡Jhon!- Una voz gritó a las espaldas de aquel grupo.
-¡Eduard! Sabría que vendrías.
De pronto una lluvia de disparos de armas lásers empezó a caer sobre ellos. Jhon los esquivaba como podía, ante sus ojos varios de su grupo eran volatilizados. Empezaron a correr. Sólo Ana y él llegaron a las puertas. Jhon se arrancó el collar lo introdujo en una cerradura y la enorme puerta se abrió. Todo se llenó de calor y la brisa del desierto trajo arena a sus pies. Un gran desierto apareció ante sus ojos.
-¡Corre!- gritó Ana.

miércoles, 18 de enero de 2012

Los agujeros negros. (Monólogo)

Stephen Hawking los descubrió, allá en el espacio, muy lejos de aquí, pero yo acabo de verlos, están entre nosotros, más cerca de lo que la gente cree. No me creéis ¿verdad? Pues voy con los ejemplos. Tú vas feliz por la calle al kiosco de la esquina a echar el euromillón pensando en tus cosas, que si mi jefe es subnormal, que la crisis está muy mal, que me voy a subir a un edificio alto con un fusil de francotirador y voy a hacer la limpieza que las voces de mi cabeza me ordenan… Vamos, lo típico que todos pensamos, y llegas al kiosco y allí está, pegado con celo en la puerta del establecimiento el cual está cerrado con llave “Vuelvo en cinco minutos”, escrito a boli (si está escrito con ordenador es que lo hace muy a menudo). En ese momento te entran dudas existenciales, dudas que no puede responder ni Punset, no puede porque tiene la boca llena de pan bimbo ¿Vuelvo en cinco minutos? ¿Desde dónde empiezo a contar los cinco minutos? ¿Desde que he visto el cartel? Bueno decido esperar cinco minutos. ¿Qué descubro? Que es mentira, es tan falso como suponer que Belén Esteban puede pensar. Al ver que a los cinco minutos no venía el dueño del establecimiento, lo cual es muy raro ya que haciendo un inciso, ¿Qué puede necesitar el dueño de un kiosco para ausentarse de él? En un kiosco hay todo lo necesario para sobrevivir incluso al fin de mundo, hay golosinas y revistas, ¿Qué más necesita la raza humana para existencia? Está todo, alimentación y cultura es un paraíso. ¡¡¡Si hasta tienen revistas porno por dios!!! Bueno al grano, elaboré una teoría. Resulta que los cinco minutos se van reiniciando cada vez que alguien que pasa por ahí lo lee. Acojona lo que se puede hacer con un bic en un folio pegado con celo a una puerta. Si vas a algún sitio y ves el cartel por dios intenta que nadie no lea o entrarás en un bucle sin fin.
Bueno, ese no es el único ejemplo que he encontrado sobre los agujeros negros que trastocan el espacio tiempo, el segundo ejemplo es el más claro. La media hora de almuerzo de los funcionarios de la administración pública. Jamás en mi vida había visto que diera tanto de si esa media hora. Conozco a un amigo que llegó a hacienda a pedir un borrador de la declaración, le mandaron a la mesa de la funcionaria/o que se encargaba de esa gestión, al llegar la funcionaria/o de la mesa de al lado que, os voy a contar un secreto: se dedica a lo mismo que la que no está pero no le apetece hacerlo porque está jugando al angry birds en el ordenador, te dice que se acaba de ir a almorzar. “Se acaba de ir”, la base es la misma que la del cartel de “Vuelvo en cinco minutos”¿Se acaba de ir? ¿Cuándo? ¿Ahora mismo? ¿Tengo media hora de espera? ¿Si alguien viene y pregunta se reinicia la media hora? Bueno, mi amigo se quedó esperando esa media hora y en ese tiempo se sacó la carrera de medicina a año por curso, ah y eso que tuvo que hacer antes el curso de acceso a la universidad para mayores de veinticinco años. Tened cuidado amigos, la línea espacio tiempo puede verse alterada muy fácilmente, sólo hace flata un boli, papel y celo o una funcionaria/o inútil y vividor/a.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La vida de Jesús Kevin.

En 1980 en las mil viviendas de alicante, un barrio marginal donde por las noches lucen hogueras de palés y nadie se atreve a cruzarlas, tuvo lugar un enlace matrimonial entre dos familias gitanas. Estaban en una habitación la joven que se iba a casar, su madre y la madre del novio. Iban a realizar la prueba del pañuelo.
- No es virgen- dijo la madre del novio con tono apesadumbrado.
Para que no llegara la sangre al río el patriarca de la familia del novio llegó a un acuerdo con la familia de la novia.
- La mari se casara con el hermano del novio, el jose.
La idea del enlace era para que no hubieran habladurías, pero todo el mundo se olía algo  pues al jose le gustaban más los hombres que al oso yogui los emparedados. La sorpresa fue mayor cuando a los pocos meses la mari se quedó embarazada. Todo el mundo pensaba que era un milagro. La mari dio a luz a un niño moreno de piel y con el pelo muy rizado. Todo el mundo coincidió en decir que era hijo del espíritu santo, porque su padre era gay y porque el niño era la viva imagen de Osvaldo do spiritu santo, un hombre brasileño que trabajaba como aguador para un clan de gitanos que vendían droga, en el  temido callejón de la muerte y conocidos como los tres reyes magos. Para que no hubiesen problemas entre familias y afectara al negocio de la venta de sustancias estupefacientes los reyes magos hicieron una visita a la familia. Le llevaron dinero y unas cuantas plantas de marihuana para que la familia obtuviera dinero con la venta menudeo.
 -¿Cómo se llama el niño?- preguntó uno de los tres reyes magos, El más moreno  apodado baltasar.
-Se llama Jesús Kevin- dijo la madre orgullosa.
Jesús Kevin fue creciendo en aquel barrio, el colegio no se le daba bien por lo que hizo un módulo de carpintería. Su padre tenía un pequeño taller de carpintería que en realidad era una tapadera para la venta de pope. Allí Jesús Kevin empezó a trabajar. Un día los visitó un gitano muy importante. Era del clan conocido como los romanos ya que sólo comían calamares a al romana. Hizo un pedido de varias puertas acorazadas capaces de aguantar los golpes de los arietes de la policía. Jesús Kevin se puso manos a la obra. Entre tanto trabajo un día quedó con sus colegas, eran conocidos como los doce apóstoles pues siempre íbamos hasta el culo de marihuana y tenían visiones divinas. Con ellos conoció a una paya con serios problemas de sobrepeso. La llamaban la “Marimadalenas”, pues sólo comía magdalenas a todas horas. Todo iba bien, el clan de los romanos le hacía  pedidos, Jesús kevin tenía dinero para quedar con sus colegas los apóstoles y su novia la “Marimadalenas”. Un día iban tan colocados que sólo pensaban que el agua que bebían era vino y que por eso pillaron un pedo que creyeron ver a Jesús Kevin andar sobre las aguas de una fuente. La verdad es que la fuente tenía poca agua.   Pero un lunes cualquiera vino corriendo un gitanillo de unos catorce años conocido como Lázaro al taller. Lázaro tenía problema de asma y cuando se ponía nervioso se desmayaba. Entró muy nervioso en la carpintería y al ver a Jesús Kevin se desmayó. Jesús Kevin se acercó y le puso uno mano en la frente, buscó en los bolsillos del chico el inhalador, se lo puso en la nariz y le dio una dosis.
-Lázaro, tranquilo “loco”, levántate y anda.- Lázaro se calmo y consiguió ponerse en pie. -Jesús Kevin, tío los del clan de los romanos andan buscándote.
-¿Por qué?
-Las puertas que les hiciste son una mierda, se han podrido con la humedad del ambiente y la policía ha entrado y les han quitado toda la droga. ¡Tienes que huir!
El clan de los romanos era muy peligroso por lo que Jesús Kevin huyó con sus colegas los doce apóstoles y su novia a otro barrio de alicante, se instaló en Ciudad de Asís, un barrio de gente trabajadora e hijos bakalas cuya vida se centra en su plaza, lugar de consumo habitual de consumo de drogas blandas. Allí se juntaban todas las tardes en la plaza a fumar porros, pero un amigo de Jesús Kevin, uno de los doce apóstoles le traiciono. Una noche después de ponerse hasta el culo de fumar hierba tenían mucha hambre, se compraron unas bolsas de doritos y estaban sentados cenando. Jesús Kevin le estaba comiendo la boca a la “marimadalenas” mientras los demás los miraban con cara de angustia. De pronto Jesús Kevin paró.
-Se que uno de vosotros me ha traicionado y ha revelado mi paradero al clan de los gitanos.
Todos se miraron incrédulo.
-Se que has sido tu- continuo Jesús Kevin señalando a su mejor colega “el judas”.
-Yo no he sido loco, tienes que creerme- dijo nervioso.
-Se que has sido tu porque sólo fumas marihuana, ya que es más barato, pero esta semana todos los porros que te has fumado son de hachís del bueno. Del que traen los argelinos a Alicante para que lo venda el clan de los Romanos.
Todos empezaron a discutir a grandes voces y a pegarse. De pronto un opel calibra paró  con un sonoro derrape frente a ellos. Del vehículo bajaron cinco gitanos del clan de los romanos, uno llevaba unas cadenas, otro una llave inglesa grande y los demás navajas de siete muelles. Estalló una pelea los golpes llovían por todas partes Jesús Kevin repartía hostias como panes, pero en medio del caos un gitano del clan de los romanos le clavó la siete muelles entre las costillas, justo debajo del pecho provocándole una perforación en el pulmón que sangraba mucho. Los del clan de los romanos se subieron al calibra y desaparecieron. Jesús Kevin se quedó tendido en el suelo desangrándose, la “marimadalenas” se permaneció llorando sobre su cuerpo inerte, mientras sus colegas corrían a esconderse del lejano sonido de las sirenas de la policía.
 Aún hoy sus colegas cuentan la historia como ejemplo de que no hay que engañar al clan de los romanos. 

viernes, 2 de diciembre de 2011

Las crónicas de wulfric (capítulo 7)

Agnus y Wulrfric recorrieron las tribus de la zona reclutando gente. Al principio todos dudaban pero al ver la impresionante imagen del musculoso hijo de los rayos se apuntaban a aquel extraño ejército. La gente no podía más, todos habían sufrido pérdidas de seres queridos por aquella maldita raza. Era la única oportunidad, uno de los hijos de los rayos le ayudaría a poner fin a aquel horror. Sólo tenían esa oportunidad.
-¿Wulfric, tienes algún plan?- preguntó Agnus mientras se calentaban aquella noche fría de primavera junto a una hoguera. La actividad de los hombres reclutados era frenética. Levantaron un campamento apenas a un día de la tribu de su padre.
-Si, lo tengo.
Aquella mañana los doses vieron algo que creían que jamás pasaría. Un pequeño grupo de hombres atacó la aldea de los hijos de los rayos. Pronto todas las casas ardieron. Sus habitantes salían tosiendo y aturdidos al verse atacados. Pronto  se armaron y subieron a sus caballos, entre las nubes de humo negro vieron una figura aterradora. Un hijo de los rayos encima de un oso gigante con una antorcha en las manos.
-Wulfric- articuló el jefe de la tribu que encabezaba a los hombres allí formados.
-Padre- dijo para si Wulfric, lanzó la antorcha con todas sus fuerzas. Wulfila se agachó y esta se clavó en la cabeza de uno de sus hombres matándolo en el acto.
Los cuernos empezaron a sonar y rápido todos los hijos de los rayos formaron.
-¡Quiero que matéis a todos esos cerdos que han osado atacarnos! ¡Que no quede nadie con vida!
-Padre, quiero matar a Wulfric- dijo Erik mirando fijamente a wulfric.
-Hijo mío, hazle sufrir.
Todos los hijos de los rayos iniciaron una carga hacia aquél pequeño grupo de hombres con armas de campesinos. todos corrieron al refugio del bosque. Al entrar en él los enormes jinetes una lluvia de flechas los recibió.
Erik logró escapar, sus ojos buscaban a Wulfric por todo el bosque. De pronto alguien cayó sobre él y lo tiró del caballo, los dos rodaron por el suelo.
-Vaya, si es mi hermanito- dijo Erik con tono burlón mientras desenfundaba su espada.
-Acabaré con todos vosotros.
Las palabras de Wulfric estaban cargadas de odio. Erik se lanzó con la espada en ristre, Wulfric sacó el hacha a tiempo y consiguió parar el golpe. Erik empezó a tirar estoques mortales, pero Wulfric los esquivaba. Un mandoble de espada desde lo alto intentó partir en dos la cabeza de Wulfric, levantó su arma con fuerza partiendo en dos la espada. Hizo un giro sobre su pie derecho de trescientos sesenta grados y seccionó la cabeza sorprendida de Erik.
Wulfric volvió a su viejo y ahora pasto de las cenizas hogar, todo estaba repleto de cadáveres. Pudo ver el de su padre ensartado por seis flechas. Era el único superviviente, no quedaba ni ser humano ni hijo de los rayos en pie excepto él. La cabaña en la que encerraban a las mujeres secuestradas se había librado de las llamas. Wulfric quitó el pesado travesaño que cerraba las puertas por fuera. Todas las mujeres salieron corriendo.
-¡Ana!- gritó varias veces.
-¡Wulfric!- sonó una voz al fondo.
Corrieron abrazarse. Ya era tarde, Wulfric notó una incipiente barriga de preñada en ella. Su destino estaba escrito.