domingo, 7 de noviembre de 2010

El relati sin título capítulo 3

Mientras me dirija ami casa sopesé la idea de echar un vistazo al contenido de aquel pequeño paquete cuadrado. Las instrucciones eran muy claras respecto a este extremo. "Jamás lo abras". Paso a paso mi mente no paraba de darle vueltas al asunto. ¿Por qué no? total el contacto al que debía entregárselo estaba muerto. De pronto sin darme cuenta tropecé con un chiquillo.
-Perdone señor.
-Ten más cuidado niñato.
Tras varias calles de calentamiento de cabeza decidí abrirlo. Un poco más adelante había una vieja cafetería, justo en esa misma acera. Entré. Sonó un timbre que avisaba que un nuevo cliente estaba en el local.
-Un café solo- dije a la camarera mientras me sentaba en un mesa junto al gran ventanal.
La camarera me sirvió con una sonrisa, era rubia, gordita y de unos cuarenta años, muy simpática. Metí la mano en el bolsillo interior de la chaqueta para coger el paquete. Mierda. No estaba. Me levanté tan rápido que me tiré encima el café. Salí corriendo a la calle ante la mirada asustada de la camarera. Miré por el suelo. ¡Joder! De repente tuve un flash. El niñato. Estaba en un buen lío.

viernes, 5 de noviembre de 2010

El relato sin título capítulo 2

-En el cubo de la basura no hay nadie- el sonido era de una voz de hombre.
-Bien, volvamos a informar al jefe- era una voz de mujer.
De pronto un chino vestido de camarero me agarró de la chaqueta abrió la puerta trasera de la cocina y me lanzó a la calle gritando en su idioma. Caí de bruces al suelo. El hombre y la mujer ya no estaban. Salí de nuevo a la calle, ya no llovía. Las paredes de los pisos y las aceras lloraban gotas de agua, el frío húmedo te traspasaba y te hacía tiritar. Me llevé la mano al bolsillo de la chaqueta. Ahí estaba menos mal. Era un pequeño paquete que me habían dado hace una hora.
-Toma, Bruno dice que lo lleves a la calle Teniente Llorca, allí un hombre con sombrero te espera junto a una máquina de refrescos se lo entregas y te largas.
Parecía sencillo, mi amigo Carlos lo hacía a menudo y se llevaba un buen pico. Yo iba mal de dinero y decidí participar.
-Ten cuidado que es gente peligrosa- me dijo.- Debí hacerle caso.
Llegué a la calle donde tenía que dejar el paquete, vi la maquina de refrescos. Olía a meado en esa vieja calle. La noche ya despejada y húmeda hacía retumbar mis pasos. Vi un hombre apoyado en la máquina. Me acerqué. 
-Hola amigo, bonito sombrero...- No me contestó.-¡Oye despierta!-
Al ir a tocarlo su cuerpo se desplomó sin vida al suelo. Me asusté. no sabía que hacer. De pronto un joven salió corriendo de detrás de un cabina de teléfonos. Parecía que iba a por mi. Pasó de largo por la acera de enfrente. Lo peor fue la mirada que me echó. Fue como decirme "la has liado tío". Salí de aquella calle en dirección a mi casa.

jueves, 4 de noviembre de 2010

El relato sin título capítulo 1

La noche era fría, la niebla bañaba todo la ciudad, acariciándola sensualmente. Era difícil caminar, la visión era muy escasa. El agudo sonido de un coche derrapando me asustó. No se bien por qué empecé a correr cogido por un nudo de terror. El pánico no me dejaba respirar por lo que tuve que esconderme un par de manzanas más adelante. Era un callejón. Oía aproximarse unos pasos. Parecían de dos personas diferentes. Empezó a llover. Me giré y divisé unos contenedores y la puerta trasera de un restaurante asqueroso abierta. Tuve que decidirme rápidamente.