Los tres amigos junto con Dhuar volvieron al poblado sin encontrar a Arturo, estaban tristes y desanimados, dejaron el equipaje en casa del elfo y se dirigieron a la casa del anciano de la tribu. Una fuerte luz asomaba de las ventanas de la casa y resplandecía por cualquier rendija, era una extraña luz de fuego. Entraron en la casa y vieron a un pájaro del tamaño de un águila de la cual emanaba toda aquella luz.
— Hola mis queridos humanos, os presento a Xaj, debéis hablar con él, es sobre Arturo.
El fénix empezó a contarles todo, Arturo se libró del hechizo y apareció Ural, una ninfa reclutada por el señor del mal Karkroll, el cual intentó reclutar a su amigo para su ejército pensando que él podría ser el descendiente del dragón blanco y que, si no fuera así, lo utilizaría para chantajear al verdadero descendiente en caso de que apareciera. Arturo se negó a formar parte de su ejército e intentó escapar, pero fue apresado por los minotauros que está reclutando Karkroll. Parecía que el señor del mal está pensando tomar la ciudad de Prosperius de nuevo y dar muerte a todos sus habitantes, borrándola de la historia para la eternidad ya que cuenta con un ejército de más de cien mil minotauros todos ellos aumentados de fuerza con conjuros oscuros.
— La ciudad no podrá resistir un ataque así— dijo el fénix con voz preocupada. —Tenéis que rescatar a vuestro amigo de forma inmediata y partir lo más rápido posible a Prosperius, si uno de vosotros es el descendiente del Dragón Blanco es vuestra obligación salvar a esa ciudad, son vuestros hermanos y padres.
— ¿Dónde se encuentra Arturo?— preguntó Luis.
—El señor oscuro lo encerró en la torre que emerge desde el Lago Akras, es un lago salado encerrado entre las montañas de Namón. Id con cuidado, las montañas están habitadas por Ogros, miden cerca de dos metros, tienen un fétido olor, así que si de repente os llega a la nariz un nauseabundo hedor, corred, corred tan rápido como os permitan vuestras piernas, pues son criaturas muy fuertes que se alimentan de carne humana. Buscar una barca o construirla con vuestras manos, algunos ogros tienen barcazas para salir a pescar, pero estas son escasas pues una feroz criatura habita en el lago, un Kraken, es un pulpo gigante con numerosos tentáculos y unos en normes ojos rojos con los que controla cualquier movimiento tanto dentro como fuera del agua. Tiene tentáculos con enormes ventosas y otros recubiertos con lengüetas afiliadas con las que ataca. Es capaz de expulsar tinta negra para aturdir a sus presas. Vigilar las tranquilas aguas del lago y si observáis un burbujeo abundante preparaos para un mortal combate.
El fénix marchó del poblado tras conversar con el anciano, se les veía preocupados, no era para menos, tenía que acudir rápidamente a salvar a su amigo, evitando a temibles ogros, luchar contra un Kraken y conseguían salir con vida salvar a una ciudad del ataque de unos poderoso minotauros. Ellos eran niños de quince años, no sabían empuñar una espada. La cosa pintaba mal. El anciano los miró con un extraño brillo en los ojos, y silbó con un tono agudo, casi imperceptible a oídos humanos. Una bandada de pájaros salió volando de todos los árboles, pero entre los pájaros vieron algo que les dejó sin habla, era una elfa con alas, su belleza era increíble, y volaba con una habilidad que ni siquiera las águilas podían igualar.
— Es Arkipa, una sílfide— dijo el anciano al ver la cara de estupefacción de los cuatro amigos. — Tenéis que iros a dormir, mañana será un día muy especial para vosotros.
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