Hola, soy el Sargento Quemado, soy ese tipo de suegro que a nadie le gustaría tener, soy ese vecino que siempre llamará a tu puerta quejándose porque se oye hasta el ruido de tus asquerosos pedos, soy ese tipo de persona que todo el mundo odia y admira a la vez.
Tras mi presentación os cuento lo que me pasó el otro día. Sonó el despertador a las 05:50, me gusta ponerlo a horas capicúas, yo lo apagué y me hice el remolón, me estiré en el catre (militar por supuesto) y al levantarme observé que eran las 07:50. ¡¡¡¡Me cago en el petate del recluta patoso!!!! A las ocho tendría que estar entrando en la oficina. La verdad es que ir con prisas es malo, ya lo dice el refrán vísteme despacio.... Intento tomarme el café pero vas tan acelerado que se cumplen todas las leyes de ese jodido Murphy. El café se te cae en tu camisa nueva, manchándote justo dónde más se ve junto con la corbata, y el clásico, la tostada se cae por el lado de la mermelada. Si señor, ese día si algo puede salir mal, saldrá.
Me dirijo al garaje cojo el coche y cuando le doy al botoncito del mando del garaje la puerta no funciona, perfecto, me apeo del vehículo me dirijo a la puerta la miro mal, como si eso sirviera de algo, y cagándome en el la puerta y en la junta de vecinos que no quiere cambiarla lo consigo. Si señor, no hay nada como hacer un poquito de fuerza recién levantado y sin apenas alimento en el estomago para herniarte. Bueno con un fuerte dolor en mi espalda y ya abierta la puerta, con varias abolladuras de patadas, me dirijo al curro. Giro la primera esquina a la derecha y cual es mi sorpresa, un sudamericano, pero el más pequeño de su país, que si no es por la barba de tres días que lleva y por la increíble barriga cervecera hubiese creído que era un niño, estaba parando el tráfico sin más ayuda que un chaleco reflectante, con tanta mierda que solo es capaz de reflectar angustia y una paleta que por una parte pone stop y por al otra una flechita azul, menos mal que era de día, porque si ponen a un negro con ese chaleco y de noche, como no sonría me lo hubiese llevado por delante.
Bueno a lo que vamos, normalmente como ustedes sabrán y viendo la cara del que ponen a regular el tráfico, suele ser el más uhm... como decirlo exactamente, el más retrasado mental de la humanidad, si creo que así queda bien reflejado. Creo que cogen al que no sirve ni para amasar y lo ponen ahí. El tío no sabe la diferencia entre stop y flecha azul por lo que como es lógico si uno más uno suman dos, este individuo y su paleta suman caos. Es como un árbitro de fútbol, que te peleas con todos los demás por su culpa. Tras media hora atascado haciendo nuevos amigos con los demás conductores de otros carriles y cruces que se intentan meter, si, digo amigos porque en ese pequeño espacio de tiempo mandas más recuerdos a su familia de los que ellos son capaces de mandar a los suyos en navidad, y tras limpiar mi parabrisas de mis entusiasmados esputos tras los calurosos saludos y menciones a madres, consigo salir del atasco y llegar al curro, dónde me espera mi jefe. Pero eso ya es otro tema a parte.
Bueno queridos reclutas de la vida, nos vemos la semana que viene con otro caso que me haya acontecido, un saludo y que nadie os toque los cojones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario