lunes, 24 de octubre de 2011

Las crónicas de wulfric (capítulo 6)

Wulfric y Akila pasaron la noche en la cueva al amparo de una hoguera. A la mañana siguiente salieron en dirección a la aldea del padre de Wulfric, la primavera había hecho acto de presencia, todavía hacia frío, pero a esas horas de la fresca mañana el sol que nacía daba un poco de calidez. Wulfric no paraba de pensar en cómo atacar la aldea, andaba absorto. Una flecha surco el aire en una parábola perfecta clavándose en su muslo derecho. Wulfric hincó la pierna herida en la nieve que empezaba a derretirse. Levantó su brazo, se lo llevó a la espalda y sacó el hacha del minotauro la cual llenó el llano de destellos dorados al ser bañada por el sol primaveral. Unos gritos llenaron el claro y unos diez hombres salieron de entre de los árboles con espadas y herramientas del campo.
-A por él ahora que está sólo, él se llevó a mi hija- gritó un hombre de unos cincuenta años que parecía el jefe de ese grupo.La cara le era familiar a wulfric.
-Espera yo no...
No pudo terminar de hablar, enseguida se vio rodeado de hombres que le lanzaban ataques con armas de todo tipo. Wulfric consiguió pararlos, se puso en pie, levantó el hacha y la descargo con fuerza sobre uno de sus atacantes. El arma entró por la cabeza y atravesó el cuerpo entero cayendo inerte las dos mitades al suelo. Los atacantes se quedaron paralizados de miedo.
-Tú-gritó wulfric apuntando con el hacha al cabecilla- explícame que ocurre aquí o todos acabareis como vuestro amigo.
-¿Necesitas que te de un por qué asesino?-contestó el hombre con algo de miedo en su voz. -¿Necesitas que te recuerde como tu maldito pueblo atacó mi aldea asesinó a toda mi gente y secuestró a nuestras mujeres, entre ellas mi hija?
-Espera, tu pueblo vivía cerca del río y tu hija se llama Ana?
-Si-contestó con un hilo de voz a punto de romper de llorar.
-Yo no tuve nada que ver, fue la tribu de mi padre. Yo le busco para matarlo.
-¿Matarlos? ¿Tu sólo? Vaya, hemos encontrado a un hijo de los rayos loco-y sonrió tristemente.
 -Nunca podrás matarlos tu sólo.
-Pues si tanto los odiáis ayudarme!- Y su voz trono en aquel valle.
-Ayudarlo-dijo aquel hombre como pensando en voz alta. 
Se acercó a wulfric le y le tendió la mano. 
-Mi nombre es Agnus y soy el jefe de la aldea del norte, tengo una idea para acabar con la tribu de tu padre.

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