miércoles, 18 de enero de 2012

Los agujeros negros. (Monólogo)

Stephen Hawking los descubrió, allá en el espacio, muy lejos de aquí, pero yo acabo de verlos, están entre nosotros, más cerca de lo que la gente cree. No me creéis ¿verdad? Pues voy con los ejemplos. Tú vas feliz por la calle al kiosco de la esquina a echar el euromillón pensando en tus cosas, que si mi jefe es subnormal, que la crisis está muy mal, que me voy a subir a un edificio alto con un fusil de francotirador y voy a hacer la limpieza que las voces de mi cabeza me ordenan… Vamos, lo típico que todos pensamos, y llegas al kiosco y allí está, pegado con celo en la puerta del establecimiento el cual está cerrado con llave “Vuelvo en cinco minutos”, escrito a boli (si está escrito con ordenador es que lo hace muy a menudo). En ese momento te entran dudas existenciales, dudas que no puede responder ni Punset, no puede porque tiene la boca llena de pan bimbo ¿Vuelvo en cinco minutos? ¿Desde dónde empiezo a contar los cinco minutos? ¿Desde que he visto el cartel? Bueno decido esperar cinco minutos. ¿Qué descubro? Que es mentira, es tan falso como suponer que Belén Esteban puede pensar. Al ver que a los cinco minutos no venía el dueño del establecimiento, lo cual es muy raro ya que haciendo un inciso, ¿Qué puede necesitar el dueño de un kiosco para ausentarse de él? En un kiosco hay todo lo necesario para sobrevivir incluso al fin de mundo, hay golosinas y revistas, ¿Qué más necesita la raza humana para existencia? Está todo, alimentación y cultura es un paraíso. ¡¡¡Si hasta tienen revistas porno por dios!!! Bueno al grano, elaboré una teoría. Resulta que los cinco minutos se van reiniciando cada vez que alguien que pasa por ahí lo lee. Acojona lo que se puede hacer con un bic en un folio pegado con celo a una puerta. Si vas a algún sitio y ves el cartel por dios intenta que nadie no lea o entrarás en un bucle sin fin.
Bueno, ese no es el único ejemplo que he encontrado sobre los agujeros negros que trastocan el espacio tiempo, el segundo ejemplo es el más claro. La media hora de almuerzo de los funcionarios de la administración pública. Jamás en mi vida había visto que diera tanto de si esa media hora. Conozco a un amigo que llegó a hacienda a pedir un borrador de la declaración, le mandaron a la mesa de la funcionaria/o que se encargaba de esa gestión, al llegar la funcionaria/o de la mesa de al lado que, os voy a contar un secreto: se dedica a lo mismo que la que no está pero no le apetece hacerlo porque está jugando al angry birds en el ordenador, te dice que se acaba de ir a almorzar. “Se acaba de ir”, la base es la misma que la del cartel de “Vuelvo en cinco minutos”¿Se acaba de ir? ¿Cuándo? ¿Ahora mismo? ¿Tengo media hora de espera? ¿Si alguien viene y pregunta se reinicia la media hora? Bueno, mi amigo se quedó esperando esa media hora y en ese tiempo se sacó la carrera de medicina a año por curso, ah y eso que tuvo que hacer antes el curso de acceso a la universidad para mayores de veinticinco años. Tened cuidado amigos, la línea espacio tiempo puede verse alterada muy fácilmente, sólo hace flata un boli, papel y celo o una funcionaria/o inútil y vividor/a.

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