jueves, 16 de diciembre de 2010

El relato sin título capítulo 4

El sol se desperezaba por el horizonte alargando las sombras fantasmalmente. Me dirigía a casa y la cabeza no paraba de dar vueltas a todo lo ocurrido. Me estaba embotando. Tras varias calles y cansado llegué a la puerta del edificio donde vivía. Subí las escaleras. Me moría de ganas de darme una ducha y dormir unas horas. Abrí la puerta y se me vino el alma a los pies. Estaba todo revuelto. Parecía que habían entrado a robar pero no faltaba nada. La ducha tendría que esperar. Volví por el pasillo para cerrar la puerta y ordenar todo. Al cerrar vi una nota atravesada por un destornillador clavado en la puerta. "Tienes veinticuatro horas para devolver el paquete. Te esperamos en la calle Tridente, se puntual.". Corta y concisa. Faltaba "o morirás " pero se suponía. Dejé todo tirado y salí a la calle en busca del chiquillo que me quitó la mercancía, el sol cogía fuerza llenando poco a poco la calle de un agradable calor. De pronto de una berlina con los cristales tintados salieron un hombre y una mujer trajeados, me agarraron por el brazo y me introdujeron en el coche.
-Buenos días señor Martínez.
La voz del hombre me era familiar.
-Está metido en un buen lío.
La voz de la mujer... Eran los que me siguieron hasta callejón.
-¡Me habéis dado veinticuatro horas de plazo! Todavía no...
-Me parece- me interrumpió el hombre alzando una mano en señal de que me callara.-Me parece que no sabes ni quienes somos ni en que lío te has metido. Somos los agentes Garmendia y ella la agente López. Somos de la Agencia Estatal de Inteligencia. El paquete que llevaba contenía una valiosa información, así que devuélvalo inmediatamente y conduzcanos hasta quién se lo pidió. 
Le conté al agente todo lo ocurrido, tras finalizar el relato se pasó las manos por la cara en tono de preocupación y suspiró.
-Me parece que la cosa se está poniendo muy difícil- Pronunció para si Garmendia.

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